sábado, 26 de septiembre de 2009

Chet Baker: a cool way of life.


Bruce Weber ha presentado estos días en Madrid Let's Get Lost, documental de incontestable belleza sobre la vida del errático Chet Baker. Aprovechando la coyuntura recordamos aquí la figura de Chettie (como le llamaba su madre), mediante tres momentos:

El origen, el elegido y a cool way of bebop.

El origen: perder un diente y ganar un sonido.


La dentadura de Chet Baker es sin duda una de las más controvertidas de la historia de la música, es famosa por ejemplo la paliza que le hizo saltar casi todos los dientes, pero en pocas ocasiones se narra el accidente (que junto a otros factores, escúchese Birth of the Cool) incidiría decisivamente en su sonido apenas con trece años, a saber:

Jugando con unos vecinos Baker se rompió el incisivo izquierdo tras hacer rebotar una piedra en una farola, el padre de Chet se enfureció gritando que el chico no podría volver a tocar, pese a ello, Chet siguió practicando ignorando que sin un incisivo era imposible controlar el flujo de aire, convirtiendo así esta tara en parte de su estilo. Vera, su madre, lo llevó al dentista para que le hicieran un diente de quita y pon que nunca se pondría.

Obligado o no por los accidentes con su dentadura, a Chet no pareció importarle nunca la potencia con que pudiera tocar, “me da la sensación de que la mayoría de la gente se deja impresionar solo con tres cosas: la rapidez con que toques, los agudos que consigas, la fuerza y el volumen que le saques al instrumento” recuerda en sus memorias.

El elegido o como decir: I'am here Bird.

Verano de 1952, en Hermosa Beach hace un calor de ahogo, los Cadillacs refulgen dentro y fuera del mar, las mujeres se funden con la línea del horizonte, por entonces en la cabeza de Chet Baker empezaban a romper las olas.

En el interior del Tiffany Club, Charlie Parker llevaba a cabo una especie de casting para elegir al trompeta que le acompañaría en su gira por el sudeste de California. Alrededor de cuarenta trompetistas abarrotaban el local cuando Parker preguntó por Chet Baker: “Is Chet Baker here?”, momentos después surgido de la sombra y el frío Chet respondió: “Yeah, Bird, I´m here”. Según Chet Baker bastaron dos canciones para que Bird apostara por él.

La historia parece formar parte de uno de los sueños húmedos del joven Chesney, a juzgar por algunos testigos, nunca hubo ninguna convocatoria de ese tipo. Aunque tiene cierta gracia ver al Chet de los ochenta contando la historia, máxime cuando existen grabaciones pirata del combo semanas después, en las que se pueden escuchar a Baker “fallando entradas y haciendo esfuerzos para no desafinar”. Pese a todo, es evidente que algo debió ver el genio de Kansas City en aquel joven músico.

A cool way of bebop:

Aunque Chet Baker jamás practicara otra cosa que el sonido cool, sus últimos años de vida no fueron más que un frenético y ardiente solo de Bebop, ya que entre otras cosas conseguiría:

Ser arrestado en Italia por falsificar recetas robadas, también arrestado en Berlín en 1964 por los mismo, intentar asesinar a su mujer de una sobredosis, llegar a tener un club en Europa con su nombre, casi hacer una película con Dino de Laurentis y también con Susan Hayward, ¡pasar por el Jamboree y tocarnos algo! (además de conseguir también en Barcelona un juego de agujas extrafinas para pincharse en el dorso de la mano), ser deportado de Alemania, rechazado en Francia, Italia, Suiza y amado de nuevo en Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Italia, Dinamarca, Noruega, Inglaterra y Suiza, vender sus derechos de autor al cabrón de Richard Carpenter (gangster especialista en abordar a músicos en situaciones difíciles), tocar en la calle, cambiar de mujer, emborrachar a su hijo discapacitado para que se calmara, hacer que su mujer pasara droga por la frontera diciéndole que era legal, frecuentar calles dudosas para que por fin le reventaran la boca tres o cinco jóvenes negros o cuatro tíos altos blancos (según la versión), dar chivatazos a la policía, rodar un documental de su vida nominado al Oscar, Let´s get lost, trabajar en una gasolinera, tocar sin diente natural alguno, pegar a su madre, romperle una costilla a la mujer del momento, Ruth Young, Diana Vavra, conseguir metadona en Niza, de nuevo Ruth Young, de nuevo Vavra, Palfium, tirar un televisor por la ventana en un ataque de cólera, perfeccionar la técnica de los speedballs, ser delicado y trágico hasta el delirio en The touch of your lips, tocar con Pieranuzzi, Costello, abuchear a Van Morrison (había que tenerlos bien puestos), criticar a Wynton Marsalis, casi morir quemado al quedarse dormido con el cigarrillo encendido, quedarse dormido al volante, quedarse dormido para siempre y arder de placer como un perfecto hijo de puta cada vez que alguien “pincha” un disco del gran, gran Chesney Henry Baker, Jr.


--


Cook, Richard y Morton, Brian. Penguin Guide (8TH ED).
Kernfeld, Barry.The New Grove Dictionary of Jazz. Oxford University Press, USA, 2003.
Gavin, James. Deep in a dream. Mondadori, Barcelona, 2004.
Gioia, Ted. West Coast Jazz. Oxford University Press, USA, 1992.
Baker, Chet. Como si tuviera alas. Las memorias perdidas. Mondadori, Barcelona, 1999.